A lo largo del siglo XIX se establecieron en el área de Barcelona numerosas órdenes religiosas, muchas de ellas de origen francés, que monopolizaron la enseñanza e intentaron contrarrestar las tendencias de la enseñanza laica; por este motivo, tuvieron el apoyo de las clases más conservadoras. No era infrecuente que estas congregaciones contaran con una escuela en la trama urbana de Barcelona y con otra, más elitista, en las poblaciones de Sarrià o Sant Gervasi. Las religiosas de Jesús y María, establecidas inicialmente en Sant Andreu del Palomar, donde Sagnier levantó en 1906 un sencillo colegio, disponían de un centro educativo en el centro de la ciudad, en la zona del Ensanche donde se concentraban las viviendas urbanas y los almacenes de los prósperos industriales textiles (ambos colegios ya desparecidos).

El colegio de Jesús-María en Sant Gervasi, afortunadamente conservado sin muchas modificaciones (sólo algunas ventanas de la primera planta han perdido la ornamentación original), responde a la tipología habitual del college como gran edificio aislado, en medio de un jardín. Aunque no faltan ejemplos de colegios proyectados siguiendo el lenguaje clásico, lo más frecuente es el aspecto neogótico, topicamente identificado con la arquitectura religiosa, y este edificio es uno de los mejores ejemplares: estructurado en torno a un patio, utiliza el ladrillo visto con algunas aplicaciones ornamentales en piedra. El proyecto original preveía que la capilla se manifestara exteriormente, pero acabó integrada en una de las cuatro alas del patio; de todos modos, continúa siendo una de las partes más destacadas de la construcción: como hizo en otros templos, Sagnier utilizó un recurso habitual en la arquitectura gótica catalana: el techo de vigas decoradas sostenidas por arcos diafragmáticos que van de lado a lado de la ancha nave; sólo el presbiterio aparece cubierto con una bóveda apuntada.